Historieta de algunos nombres de la localidad
Cuentan que un ingles, llegado a la región valenciana, quería ir hacia el norte, desconociéndose la razón de su empeño.
El ingles buscó un guía de la zona y emprendieron el camino.
Después de llevar varios días de andadura, cansados, hambrientos y sedientos, llegaron al actual asentamiento de la localidad, donde divisaron, cerca del río, un pequeño granadal con fruto maduro.
El ingles, con los ojos desorbitados, por el inusitado hallazgo, exclamó:
– ¡For mi!
El guía valenciano, habiéndose percatado también, dijo:
– ¡Che…!
Y cuando iban a echar mano a la fruta, salió el dueño del granadal y con un grueso palo en la mano, les gritó:
– ¡Altooooo….!
Después de intercambiar palabras y explicar el estado en que se hallaban, el lugareño accedió a que cogieran una granada y se marcharan.
El valenciano cogió una roja y sabrosa granada y, alejándose del lugar, comenzó a comerla. El ingles, haciéndosele la boca agua, le dijo:
– ¡Please…! ¡Una miaja..!
– ¡Res..! – le contestó el valenciano, y terminó de comerla.
El ingles, indignado y sin perder la compostura, le miró de arriba a abajo, y con la flema que les caracteriza y la cabeza en alto, se dirigió hacia la cumbre de la montaña que, desde allí, se divisaba.
Formiche Alto (¡Formi! !Che! ¡Altooooo!), Mijares (¡Una miaja..! ¡Res!) y Cabezo Alto, son algunos de los nombres de la localidad que el repetido contar de esta historia ha forjado o quizas alguien se la haya inventado.