El carbón vegetal
La madera o leña es un compuesto de oxigeno, hidrogeno, carbono y ázoe. Sustancias que se transforman en otras a través de la combustión.
Si se quema leña al aire libre, ésta se consume por completo; los gases contenidos en ella, tales como el ácido carbónico, el oxido de carbono y el vapor de agua, se transforman en humo y sus partes sólidas se convierten en cenizas.
Mas como no todas las sustancias que forman la leña necesitan para arder la misma cantidad de oxigeno, de ahí que, si en vez de quemarlas al aire libre, se la quema en espacios cerrados en que solo haya pequeñas aberturas para dar paso al aire, las sustancias que necesitan menos cantidad de oxigeno arderán antes que el carbón, y, suspendiendo la combustión a tiempo, podrá recogerte éste que queda casi intacto.
El carbón, pues, no es más que leña que ha sufrido una combustión incompleta.
El carbón vegetal es casi carbono puro y es preferible a la hulla y a todos los carbones minerales, ya que su poder calorífico es superior.
El carbón vegetal reducido a polvo no solo es un gran preservativo contra la putrefacción de las carnes; sino que desinfecta las que han empezado ya a pudrirse; este polvo de carbón purifica también el agua estancada por corrompida que esté; basta hacer pasar este agua por un filtro de polvos de carbón para que estos absorban todas las materias pútridas contenidas en aquella, convirtiéndola en agua tan potable y cristalina como si acabase de salir de la mejor fuente del mundo.