barraca

La barraca

La carbonera exige vigilarla y atenderla continuamente, obligando a una permanencia continua y prolongada en el monte y, en consecuencia, a tener un mínimo de infraestructura para estar, dormir, guardar y hacer la comida, así como protegerse de las inclemencias del tiempo.

Para ello se construía una «barraca» con palos, zama, tierra y piedras.

Se obtenía un palo de unos 3/4 metros de largo y tres palos con tijera, terminación en Y, de metro y medio a dos metros.

Los tres palos se unían por las tijeras y en ellos se apoyaba el más largo, formando la estructura principal de la barraca, luego se ponían los costillares con palos transversales al central.

Sobre los costillares se ponían ramas de zama siendo tapado todo con tierra.

Un lateral de la entra se tapaba con una pared de piedras y el otro, que hacia de puerta de la barraca se cerraba con un costal de zama.

En el interior, a un metro de la entrada, se ponía un palo atravesado, «baldio», para tope de la capa de paja que se echaba para hacer de colchón.

En la pared de piedra y por el interior se ponía el fogón que servía para cocinar.

Los utensilios que se solían tener eran: plato, cuchara, sartén, puchero de barro, manta, botijo y farol de aceite.